30 de junio de 2011

"La felicidad no es una consecuencia, sino una actitud"



Creo firmemente que somos un conjunto, un TODO que no opera de forma individual; No somos un corazón que va por libre, ni un riñón, ni un cerebro. Estamos conectados. La medicina trata de eliminar el síntoma de las enfermedades, pero personalmente creo que hasta que se hace visible el síntoma, nuestro organismo ha librado una batalla "invisible" y sólo cuando se le escapa de las manos, somos capaces de darnos cuenta de que algo sucede.
No digo que el cáncer se cure con meditación, pero tampoco estoy segura de que su unica solución sea quimioterapia o terapias extremadamente agresivas, que en muchos casos antes de curar, te matan.
No hablo de OVNIS cuando digo que suceden cosas que se le escapan a la ciencia (y creo firmemente en ella!), pero existen sensaciones, impresiones, percepciones, vibraciones y otras muchas ocasiones en las que ocurren cosas que no tienen una explicación lógica y científica. Pero pasan.
Así que las experiencias vividas en lo que llevo de vida y con la opinión que he podido formarme despues de leer multitud de libros de diferentes tipos en torno a temas de salud, puedo decir que bajo mi punto de vista, las enfermedades no son solo la etiqueta que las nombra. Que antes de que ese órgano o sistema inmunológico falle, existe un 'cortocircuito' en nuestro organismo y como no somos conscientes de ello, y nuestra sociedad tampoco lo es, no buscamos el problema que ha creado el cortocircuito, sino que nos limitamos a eliminar el síntoma. Y que en esos 'cortocircuitos' interviene el estado anímico, psicológico y emocional de la persona, además del inmunológico. La mayoría de los médicos no se atreven a entrar en esta especie de laguna no delimitada, pero ¿nunca has oído en un diagnóstico, por ejemplo de cáncer, al médico decir que el peor cáncer puede curarse con una visión optimista y luchadora, y el cáncer más simple puede llevarse por delante al que se hunde y se abandona a la enfermedad? Yo sí. Y si la actitud puede repercutir en nuestra curación, ¿cómo no va a repercutir en crear la propia enfermedad?
Si es que, como dice Mafalda, "esta vida moderna tiene más de moderna que de vida!" Creo firmemente que deberíamos cambiar el chip urgentemente, escucharnos más y preocuparnos menos...

Después de esta brasa, os dejo con la entrevista a Stella Maris Maruso, terapeuta que aplica la psiconeuroendocrinoinmunología, y que me ha hecho reflexionar sobre este tema de nuevo. Y que cada uno crea lo que desee, pero como dice el título de este post, "la felicidad no es una consecuencia, sino una actitud" y eso podemos aplicarlo a casi cualquier aspecto de la vida (por no decir a todos). Sed felices!


Tengo 55 años. Nací en Buenos Aires, donde vivo. Educo a personas que atraviesan crisis severas. Estoy casada y he criado cuatro hijos. ¿Política? Ayudar a los demás a vivir hasta el último instante. ¿Dios? No soy religiosa, soy espiritual: experimentar la trascendencia me sana
¿Cuántos pacientes?
Casi 30.000 en los últimos 30 años, con enfermedades de todo tipo, cánceres...

¿Cómo los ayuda?
No tratando de no morir, sino de vivir hasta morir. De morir bien.
¿Qué es morir bien?
Vivir hasta el último instante con plenitud, intensamente. Vivir más no es más tiempo, sino sentirte alegre por estar aquí y ahora.

¿Acaso no vivían antes de enfermarse?
¡Muchos agradecen que su cáncer les haya enseñado a ser felices, a vivir! La enfermedad es una oportunidad de enriquecerse.

Mejor que no llegue.
¡Pero llega! El dolor entra en todas las casas. ¡Y esto hay que saberlo! Deberíamos aprender desde niños que morir es parte de la vida, y a fortalecernos en cada contrariedad.

No nos lo enseñan, es verdad.
Al no aprender a dominar la mente, vivimos arrastrados por ella. Eso es malvivir. ¡La mente es demasiado loca para confiarle tu vida! Confíale tus negocios, ¡pero no tu vida!

¿Por qué no?
La mente va de excitación en excitación, te impide gozar la vida. Los médicos dicen que padecemos "síndrome de déficit de deleite": ¡no sabemos gozar de lo que nos da la vida!
Yo lo procuro.
Un 10% es lo que te pasa y un 90% es lo que haces con lo que te pasa.


Cuestión de actitud. ¿Cuál es la mejor?
Sentir pasión ante la incertidumbre de la vida, ante lo que sea que vaya a traerte.

¿Sea lo que sea?
Sí. Los psiquiatras detectan que hoy padecemos de neurosis noógena: falta de responsabilidad y sentido de la propia existencia.

Pues sí que andamos mal.
Sí, pero la ciencia vanguardista trae buenas noticias: acudiendo a tu interior puedes obtener todo lo que necesites, producir endógenamente todas las drogas analgésicas, euforizantes... ¡Puedes aprender a sanarte!

¿Y prescindir de la medicina?
Hablo de la tercera revolución de la medicina: después de la cirugía y los antibióticos, llega la psiconeuroendocrinoinmunología.

A ver si me cabe la palabra en una línea!
Es la disciplina que integra psiquismo y biología, tras treinta años de investigaciones de sabios como Carl Simonson, Robert Ader, Stanley Krippner...

¿Qué postulan?
La interconexión del sistema nervioso central, el nervioso periférico, el endocrino y el inmunológico. Te lo resumo: ¡las emociones modifican tu capacidad inmunológica!

¿O sea que una emoción puede enfermarme?
La angustia ante lo incierto, el miedo, la desesperanza, elremordimiento, la rabia... ¡Cada una tiene su bioquímica! Y es venenosa, es depresora del sistema inmunológico.

¿De un día para otro?
La salud no es un estado: es un proceso, y muy dinámico. ¡Por tanto, siempre puedes reforzar tu salud si trabajas tus emociones!

¿Las trabaja usted con sus pacientes?
Sí. Hay pacientes ordinarios, sumisos a creencias establecidas, y pacientes extraordinarios, que generan creencias sanadoras.

Creer que puedes curarte... ¿puede curarte?
Hay un viejo experimento famoso: a cuarenta mujeres con cáncer de mama, el médico les contó que la quimioterapia las dejaría calvas. Luego, sólo suministró quimioterapia a veinte mujeres y dejó que las otra veinte creyesen recibirla...

Y no me diga que...
Sí, sí: el 60% de las segundas quedaron tan calvas como las tratadas con quimioterapia. ¿Qué modificó la bioquímica interna de esas mujeres? ¡Sus propias creencias!

Inducidas por el médico.
Lo que demuestra el enorme poder del médico. ¡El médico puede estimular con su actitud la capacidad autocurativa del paciente! Un hijo mío es médico: a él y a todos los médicos les ruego que jamás le digan a un paciente que su condición biológica es irreversible. Ese es el único pecado médico.

Pues hay diagnósticos que desahucian.
Son condenas: matan más que el tumor. Acepta el diagnóstico que sea, ¡pero jamás aceptes un pronóstico! Jamás: si abandonas la esperanza de mejorar, de luchar por tu propia salud..., activas el suicidio endógeno.

Pero sembrar falsas esperanzas...
¿Falsas? A mi padre le pronosticó el médico tres meses de vida por un diagnóstico de cáncer de próstata diseminado al hígado. Trabajamos juntos con amor, relajación, meditación, nutrición... y al año no tenía células cancerosas. Vivió 18 años más.

¿Qué dijo su médico?
"Milagro", dijo. Remisión espontánea. Desde ese día cerré mi empresa y me volqué a ayudar a otros como a mi padre. Y yo hoy vivo en la frontera del milagro: la remisión es un efecto colateral en enfermos que han abrazado las fuerzas de la salud, la vida.

¿Cómo han dado ese abrazo?
Sintiendo que la enfermedad enriquece su vida y que morir no es un castigo, ampliando el círculo de lo que les importa y poniéndose al servicio con amor por la vidaque nos traspasa, escapando de su cabeza y empezando a sentir: a reír, a llorar... Se han permitido asombrarse y han experimentado estados de trascendencia.

¿Qué entiende por trascendencia?
Liberarte de tu historia pasada y del temor por la futura. La meditación ayuda mucho. Y eso cambia tu bioquímica: estás sano, ¡vives! Por el tiempo que sea, estás vivo.


-----------El cáncer de su padre le enseñó cómo ayudar a miles de pacientes desde su Fundación Salud (www.fundacionsalud.org.ar), en Argentina, avalada por científicos de primera fila que la invitan a la facultad de Medicina de la Universidad de Harvard a participar en seminarios de curación espiritual (sic): por aquí aún no nos suena, pero ella me asegura que será el nuevo paradigma médico, en el que el paciente dejará de ser visto como una máquina estropeada que tenga que ser reparada o desahuciada. Esta señora entusiasta me enseña que todo lo que como, pienso y siento va tejiendo mi salud, y que puedo aprender a tejer.

"Hay emociones que pueden matar y otras que te SANAN"



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