16 de abril de 2008

La soledad en el embarazo


 
16/04/2014
No es la primera vez que hablo de ello... la soledad y la falta de tribu durante el embarazo y la maternidad, la necesidad de un puerperio tranquilo... y este embarazo se está llevando la palma. Primero con lo del parto, el agobio profundo que me causó pensar que me quedaba sin parto en casa por un tema de pasta... una decepción tan grande que hizo que dejase de ser socia de epen, de dona llum, borré mi cuenta de facebook... recluída como un caracol, echa un trapo. Tanto tiempo informándome, colaborando, ayudando desinteresadamente, difundiendo... y cuando te llega el momento a tí, un puñado de euros te dejan como si no supieras nada. ¿Dónde quedan ocho años de tu vida que has preparado para este momento? Da igual los años, da igual los libros leidos, da igual la informacion que manejes, lo que sepas, lo que hayas hecho... Me sentí "abandonada" por la causa que llevo años defendiendo, hundida y aterrada de pensar en que mi bebe tuviera que nacer en un hospital. Menos mal que tras unas semanas horribles, el tema pudo solucionarse o aun estoy llorando por ello: una cesárea previa y un hospital no son buenas alianzas para un parto decente.

Me dijo mi matrona de la SS un día que una mujer embarazada es una Diosa creadora, dadora de vida, y que como tal debería ser tratada. Yo entonces me sentía "fantabulosa" y feliz le decía que sí, que así era. Pero no es esa la realidad, ni de lejos, que se vive en muchísimas ocasiones.

Si se buscan las palabras "soledad" y "embarazo" juntas en google, casi todas las historias que salen son de mujeres que han sido abandonadas o bien han roto ellas la relación durante el embarazo y han de enfrentarse a la maternidad sin una pareja al lado. Pero, ¿y qué ocurre cuando la relación no está rota, pero aun así la mujer pasa el día sola, y lo que es peor, SE SIENTE sola? ¿Y qué ocurre si la mujer tiene más hijos? ¿Y qué ocurre cuando además no hay madre, ni hermana ni amiga que venga a traer un tupper de comida un día y a llevarse a los niños toda la tarde para que puedas desconectar... nunca? ¿Cuando esa mujer se siente sobrepasada...?

Cuando leemos relatos realistas sobre la maternidad, siempre se hace alusión al papel de las abuelas, esos seres entrañables que hay que mantener a raya pero que se encargan de aligerar a la familia cuando necesita un respiro. "Piensa que de las labores del hogar se ocupan las abuelas", decía Alba... Qué ridículo suena cuando no hay abuelas ni nada que se le parezca. Cuando piensas en el momento en el que a tu marido se le acaben los días de permiso y te entran ganas de llorar... y lloras. Mucho. Porque te ves sola, muy sola, con dos niños que dan mucha guerra y un bebé que sabes que por supuesto te va a reclamar al 200%. Con sus actividades, sus colegios, casa y estudios entre tetada y pañal, hayas dormido o no en toda la noche. Todo eso 'está bien', pero no 'está bien' que sea sola.

No es que quiera venir a llorar... es que necesito escribir sobre ello y desahogarme. O si, qué leches, necesito llorar porque siento que soy una válvula a presión y estoy a punto de rebentar... Porque si, se que soy una coctelera llena de hormonas, pero eso no me quita razón. Tengo la tremenda suerte de tener un amor de hombre a mi lado, siempre nos hemos encargado de las cosas los dos juntos, tenemos una buena relación y nos queremos mucho. Pero somos lo único que tenemos, hace mucho tiempo que supimos que no podíamos contar con nadie más. Que nuestro día a día es "apáñatelas como puedas" y que no hay nadie al otro lado del teléfono que contenga y abrace o esté dispuesto a venir si hace falta... (esas cosas que hacen las abuelas, por ejemplo.. o al menos mi madre lo hacía. Y si no es una abuela es una hermana, o una suegra, o una amiga o una tía). El caso es que por motivos "x", el mozo que tengo al lado se pasa 12 horas en el curro cada día, además en jornada partida, y yo me paso el día sola con mis niños, mi barrigón y mis hormonas. Y algunas cosas no puedo hacerlas... y las dejo para cuando llega él, que viene agotado y su mujer le tiene un regalito o dos por hacer. Tan hecho polvo que hace meses y meses que no te toca y tu te sientes aun más gorda y fea de lo que estás. Y encima la mujercita aprieta las tuercas: "¿Cómo lo vamos a hacer cuando nazca el bebé? ¡Esto no puede seguir así, te necesito!" Así que él se agobia más de lo que ya está por el omnipresente trabajo, y en muchas ocasiones, lo único que haces es alejar a quien más necesitas, a la única persona que tienes a tu lado, o descargar tu ira y frustración contra él.
¿Dónde se ha visto que se bata récord de facturación en tiempos de crisis, cuando los clientes pagan la mitad (y exigen el doble) en diez años que llevamos aquí y con un trabajador menos? Pues aquí, aquí... Dando gracias porque tiene trabajo pero maldiciendo su puesto, su 'horario', su sector y todo lo que se pueda maldecir porque no es justo, porque no se puede vivir para trabajar, ¡se tiene que trabajar para vivir! Me quejaba porque entraba el primero y salía el último... y por quejarme, añade dos o tres horas más cada día (y pensaba que eso no era posible, ja).
Y recuerdas cómo te dijo "podemos, cariño, saldremos adelante, siempre lo hacemos". Y ahora entiendes: "te lo vas a comer solita como esto siga así, chata". Y te entran ganas de echar marcha atrás, de no dejar venir a este bebé, de no quedarte embarazada... y oh, ¡cómo te hace sentir eso! Es la guinda del pastel, sin duda. Tanto tiempo deseándolo, tanto que lo quieres y cómo te hace sentir que si pudieras no te quedarías embarazada porque lo estas pasando fatal y sabes que lo peor aun está por llegar. Así que no puedes evitar sentirte engañada, estafada... sentir que esto no es lo que esperabas, que la situación en el trabajo, lejos de mejorar, empeora, cada vez más horas y más horas... que además no se pagan. Y tu te ves en un barrizal que ni sabes por dónde ha venido, pero que desde luego, no era el plan. Si, sabías que no iba a ser fácil, pero no una carrera de obstáculos con grado de dificultad XXL. Necesito a mi marido y mis hijos necesitan a su padre, ¡tampoco pido tanto!

Sabes que tu bebé te va a necesitar... y que tú sólo vas a tener para ofrecerle a una madre loca de la vida, corriendo de aquí a allá todo el día, que intentará compensar la falta de paz con mucho porteo y mucho amor... y que eso no es suficiente. Y a otros dos hijos con una madre estresada que no estará a la altura hasta que el bebé deje de demandar tanto, y sabes que eso tampoco es justo. Y no te quieres ni imaginar a un bebé que mame como la niña, durante una hora y a cada hora del día y la noche... porque no sabes cómo se soporta eso con dos hijos más, en colegios diferentes, con actividades diferentes y horarios diferentes. Y te ves en medio de la toma: "vamos, nene, que es la hora de ir a buscar a tu hermana, que papá trabaja!!!. Y él llora, porque claro, siente tus nervios, y lo sacas de la teta, y te vas pitando, con un bebé que llora a medio comer... coche arriba y coche abajo. Y luego de vuelta: "vamos, nene, que hemos de ir a buscar a tu hermano, que papá trabaja". Y luego los deberes, y los baños... y a las 9, cuando por fin has acabado un horroroso día más... llega papá. Ah, ¡y tu! ¿Tú? Deja, no hay tiempo para eso... ya lo pensaremos de nuevo en... no se, diez años.
Lo único que me consuela es que cuando nazca, Héctor estará un mes con nosotros. Y que después, los niños seguirán de vacaciones y yo tampoco tendré curso, así que (menos mal, ¡menos mal que eso si nos salió bien!) tendré casi cuatro meses para estar por el bebé y los niños se pasarán el día en la piscina, sin horarios inflexibles que cumplir. Casi mejor olvidarme de 'la vuelta al cole' por ahora o me colgaré de un pino antes de que llegue...

De momento has firmado un contrato "fijo", de los de antes, con absoluta disponibilidad para tres jefes diferentes durante las 24 horas del día, los 365 días del año y has renunciado expresamente a dedicarte media hora de gratitud "hasta fin de obra o servicio". Y en realidad eso no me importa... el problema es que sola no puedo, que necesito un poquito de ayuda. Y que además, ves que tu cuerpo te pide que pares, que tu bebé te lo está gritando y que no le haces ni caso. Que no te dejan hacerle caso, que nadie ve ni siente esos gritos que a tí te ahogan desde dentro, y te mueres de miedo porque tienes una sensación extraña. Porque no sabes si esa sensación es que vas a echarlo antes de tiempo, si es que va a nacer demasiado pronto... o qué es. Que te pasaste el primer trimestre con pérdidas: "eh, como no bajes marchas me voy de aquí, mamá", sabes que era lo que había que leer. Y ahora un esguince, y cuando el esguince mejora, luego te vuelves a torcer el tobillo por el mismo sitio. Y además añade el dolor mortal este del pubis que me tiene hecha polvo... Oh, si, la sangre impresionó, la sangre hizo que todos nos asustáramos y se forzase el descanso para mamá. Pero ahora no hay sangre, ahora 'no pasa nada', ahora no nos podemos permitir a una mamá embarazada, esta casa necesita una mamá funcional y operativa, con esguince o sin él, con contracciones o sin ellas, con 'pubalgia' y sin ella. Y recuerdas a Vanessa, la comadrona, diciéndote: "¿Necesitas sangre para parar? Porque si la necesitas, la tendrás. Este bebé te pide que pares, te dice que este esguince es él, que tienes que bajar marchas"...
Si mamá llora es 'normal' por el embarazo, tooodo es normal por el embarazo. Papá 'entiende' que estés mal... ¿Pero qué es lo que entiendes, papá?
Y te sientes atacada, con angustia, con ansiedad... porque tus dos hijos, lejos de entender la situación y portarse mejor o cuidar a mamá, o incluso lejos de portarse "decentemente" como [casi]siempre, están hechos unos locos que no paran de discutir, de chincharse, de gritar, de llorar, de correr, de "¡mamaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!", de "¡mamaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaá!!!". Y tu piensas en contar hasta diez. Y cuentas. Y luego hasta 30. Y cuentas. Y todo por dentro te da vueltas como en un centrifugado y al final acabas: "¡¡¡paraaaaad yaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, por favooooor!!!" Y eso te cuesta una hora de ansiedad y otra hora para tranquilizarte... horas de paz de las que normalmente no dispones. Quiero (me esfuerzo, de verdad) en pensar que esta locura es propia de los mismos nervios por la llegada del bebé. Y quiero (me esfuerzo aun mas, de verdad) pensar que una vez todos acomodados a la nueva situación, se calmarán.

Ya, ya se que será el percal de cualquier mamá con más de un hijo. Y que seguro que habrá alguna por ahí que tampoco tenga a su madre o a alguien al lado: Querida, juntémonos, por favor. Hagámonos de tribu mutuamente si existes de verdad. Te necesito. Me necesitas.

Y una piensa, y piensa... demasiado. Y llega a la conclusión de que o es muy mala persona que no merece nada, o tiene muy mala suerte, oye. Porque intentas estar ahí para quien te necesita... y aunque normalmente no le das importancia, la gente te lo dice, te lo agradece... Pero cuando tú necesitas a alguien... ¿hola??? ¿holaaaa?. Parece que todo el mundo está divorciad@, o divorciándose, o le va fatal esto o aquello... y que como tú, bastante tienen con lo suyo como para cargarse más al lomo... (porque esa es otra, has cerrado puerta a problemas ajenos, no puedes más que con tu alma y a duras penas... y eso también te hace sentir mal, aunque tengas las cosas claras). Da igual que tu hayas estado ahí cuando se te necesitó, ahora no hay nadie para tí. Y se que hay gente... pero que ahora mismo tiene bastantes problemas como para ir a contarle los míos. A veces creo que la gente me ve tan autosuficiente, me saco tanto las castañas del fuego, me busco tanto la vida, que parece que nunca jamás precise de atención en sentido inverso. Y no es justo, no me quejo de apañarme siempre y ayudar a los demás, de verdad que no... pero tampoco me voy quedando embarazada cada año, también tengo derecho a necesitar un poco de atención una vez, a que se me llame para preguntarme cómo estoy, ¿no? O quizás es sólo una forma de maquillar esa posibilidad que duele en lo más profundo, que no eres merecedora de cuidados, mimos o algún tipo de gratitud. Que eres una mala persona que no está recogiendo más que el fruto de lo que ha sembrado. Y que debes haber sembrado semillas podridas y vacías porque no hay nada por recoger. Hoy, que sí necesitabas recoger algo... que te da igual cosechar gratuítamente siempre, pero hoy, que sí necesitabas recoger algo, no hay nada. Porque no, no necesitas un café con alguien que no entiende ni jota de cómo te sientes, necesitas TRIBU: sentirte comprendida, arropada y sostenida.
He de decir que hay dos personas cercanas que creo que me quieren y me han llamado varias veces e intentado verme porque saben que algo no va bien... pero con una de ellas básicamente no tengo nada en común (su vida y la mía son como la noche y el día) y ahora no me apetece nada tener que hacer que comprenda cómo me siento y que además quiera tener la razón; la otra tiene tanto lío personal y tanta empatía que desahogarme con ella la ahogaría a ella un poco más y tampoco es justo.

La cuestión es que esto está montado fatal. Que me preguntaba el otro día mi comadrona qué necesitaba, y yo tajante le dije "una madre", a lo que ella respondió que también querría tener a su madre aquí y no la tiene, que nos tenemos que adaptar a lo que hay. Ya, si llevas razón. Pero hay un abismo entre tenerla a unos cientos de quilómetros o tenerla muerta, querida. Si yo llamo a mi madre por teléfono estando como estoy, se viene desde donde haga falta (aunque en realidad estaría sin haberla llamado). El problema es que no hay donde llamarla. Y hay un abismo entre tener a "alguien" y no tener a nadie. Y cuanto peor estás, menos ánimos de salir a ningún grupo de apoyo/maternal con casi desconocidas tienes...
Tampoco ayuda tener un padre que no te ha preguntado ni una sola vez por el embarazo y el bebé que llevas dentro, que ni sabe que es un niño, que a veces hasta dudas de la existencia de aquella conversación (tan nítida en tu memoria) en la que le decías que estabas embarazada y él como todo "felicidades" te decía: "que esté bien, que ya no eres una niña, que salga bien, que ya no eres una niña". (Oh, gracias, papá, ahora me acabo de dar cuenta de que los 35 me convierten en una anciana con altas probabilidades de que todo vaya fatal: yo también estoy contenta por este bebé, gracias). Bueno, en realidad siempre fue así... si ya lo sabes, que no es nada nuevo, si nunca estuvo...  Pero me entristece sólo pensar lo que cada vez tengo más claro que va a suceder: enviarle un sms con una fotografía de mi bebé recién nacido y decirle: "Es Anhel, tu nieto. Ese por el que no has preguntado ni una sola vez, acaba de nacer". Así que duele que todo el mundo tenga cosas más importantes que hacer que tú. Que tú no seas importante más que para quien se pasa 12 horas en el trabajo y te tengas que comer tus propios mocos, porque ni tiempo para lamerte las heridas tienes, cuando deberías "ser tratada como una Diosa dadora de vida".(Y tampoco pido eso, solo un poquito de atención)



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