16 de enero de 2008

Mariposas en el alma



Hoy es 16 de enero de 2013. No se cuándo publicaré esta entrada, pero espero poderla publicar un día no muy lejano, porque significará que algo muy grande va a suceder...

Estoy cobrando del paro hasta verano, después de pasar tres años horribles con horarios imposibles y trabajos basura e inestables que nos han hecho vivir una vida de auténtica locura y padecer ansiedad a cada uno de los habitantes de nuestra casa. Llevo en casa desde este verano. No se paga con dinero la mejora en nuestra calidad de vida. A mi marido le estaba costando la salud (literalmente) el ritmo que llevábamos, el estrés de su trabajo con horarios interminables, sumado a la tremenda carga que soportaba con casi todas las responsabilidades de los niños. No se paga con dinero. De verdad que no.
No encajo en la mentalidad de esta sociedad, donde hay que trabajar para tener mas y tener más para trabajar... cuando lo que más vale de todo lo que podemos tener en esta vida no cuesta ni un euro. Mis mayores tesoros son mi familia y el amor de mi marido. Sin duda.

En 2007, por motivos que no vienen al caso, un familiar de primer grado se tuvo que venir a vivir con nosotros y por resumir, tuvimos que comprar una casa más grande.

En 2006 nació nuestra pequeña Abril. A los dos meses de haber nacido, comenzamos a pensar en nuestro tercer bebé. Pero ese bebé concebido en el corazón desde aquél momento no se había podido fecundar porque la casa y todos los gastos extra que conlleva, no nos lo permitía. De habernos quedado en nuestro piso, tendríamos un benjamín de unos 3 años ahora mismo, pero esa errónea decisión sobre 'el familiar' y la casa nos había condicionado en algo tan, tan importante como la familia. Cuando además estamos solos en esta ciudad y no tenemos familia aquí que nos pueda ni quiera ayudar, es algo bastante triste. Cuando no fue cuestión de aspirar por encima de tus posibilidades, sino que cometiste un error en una decisión equivocada y haciendo un sacrificio enorme por alguien que no merecía nada...

Desde entonces, ese bebé concebido pero no fecundado nos ha estado recordando que estaba ahí continuamente. A rachas, alternando entre mi marido y yo, y a rachas, apoyándonos el uno en el otro para intentar quitárnoslo de la cabeza.

Este año decidí aprovechar que estaba parada y volver a estudiar. Parece que todo se me haya ido dando favorable para que surgiera así. Parece que tengo un ángel ahí arriba que me susurra 'vamos, cariño, no dejes pasar esta oportunidad, puedes hacerlo, estoy contigo aunque no me veas, te lo debes... y sabes que nada me haría más feliz'. Apunto alto, pero con un camino que pienso hacer bien hecho, sin prisa pero sin pausa. Y soy muy optimista y positiva, tengo muchísimas ganas de cumplir este sueño. En este primer escalón de mi escalera personal, me examino justamente el día que ese ángel que tengo en el cielo, mi madre, cumpliría 57 años: el 27 de abril.

Ayer le enseñé este gracioso vídeo a mi marido, y aunque le gustó, no hizo ningún comentario al respecto ni yo esperaba nada especial:



Hoy fui a tomar un café con él tras dejar a los niños en el cole. Me gusta sacarlo de la oficina unos minutos y disfrutar de su compañía, ahora que puedo. A cuento de uno de sus compañeros que espera un bebé 'de penalti', le dije que yo creía que a nosotros nos acabaría pasando eso. Que daba igual que pusiéramos medios, que ese bebé estaba ahí llamando a la puerta aunque no lo quisiéramos dejar pasar. (Aunque yo me estuviese forzosamente intentando hacer a la idea de que era una posibilidad que se desvanecía en el vacío y que tendría que aprender a vivir con la pena de no volver a gestar un bebé ni amamantarlo u oler ese dulce y maravilloso olor a vida... sin verlo crecer).

- Ah, quería hablarte de eso. Ayer después de ver el vídeo lo pensé: ¿Qué nos lo impide? ¿El dinero? Siempre hemos salido adelante, no necesitamos grandes cosas para ser felices...

- Qué dices...! Y yo sin trabajo, y ahora que he vuelto a estudiar... y tu sabes que o paro en casa o no paro, y son 2000 euros! Además, ¡las habitaciones de los niños! ¿Dónde metemos a otro? Se las acabamos de poner nuevas, y son para UNO!

- Bueno, pues los ahorramos. Y seguro que puedes acabar de estudiar. Seguro que salimos adelante... Pero si no lo tenemos, nos vamos a quedar con esa pena toda la vida, y ¿qué nos lo impide? De momento estará en tu barriga, luego en nuestra habitación, y después... pues ¡ya veremos!

- ¿Pero tú sabes lo que me estás diciendo??? ¿Me lo dices en serio???

- Yo se que ahora no me vas a decir nada... pero se que le vas a dar vueltas, y vueltas, y vueltas... y veremos qué me dices dentro de unos días. No se si te has dado cuenta de que te estoy pidiendo otro hijo.

- Peeerooo... ¡NO ME PUEDES DECIR ESO!!! ¡NO PODEMOS!!! ¿Cómo...? ¿Cómo vamos a hacerlo? Y la pasta... Además, no tengo ganas de tener que aguantar según qué comentarios familiares ni darle explicaciones a nadie!

- ¿Y qué? Me da igual. Paso de lo que puedan decir, yo tengo la conciencia tranquila.

Así que descolocada, shokeada y con el previo plan de ponerme a estudiar historia y geografía al llegar a casa, me quedo en babia toda la mañana. "No podemos... no puede ser... es mucho dinero... No, seguro que no lo ha pensado... Además, acabamos de cambiarle las habitaciones a los niños, ¡nuevas las dos! Y son sólo para uno... no los podríamos juntar. Imposible, definitivamente no pienso cambiarlas, faltaría más!

Sigo en babia. Recurro a mis queridas locas 'del monotema' apelando al sentido común. Sorpresa absoluta, recibo alegría, ánimos, ofrecimientos. Estoy descolocada.
Me siento en el sofá mirando los minutos pasar en el reloj que tengo delante. Bueno... ¿qué necesitaríamos? La pasta para el parto. Eso es innegociable, sin pasta ni me lo planteo. Bueno... tampoco es tanto, se puede ahorrar, no? ¿Qué más? Bañera... sacaleches... ropa de cuna... hamaca... esterilizador... trona... humidificador... ropa de maternidad... cochecito... Vaya! Lo tengo todo guardado de Abril! No me he atrevido a regalarlo, venderlo ni darlo por esa pequeña esperanza que se negaba a irse de mis entrañas...
¡Las habitaciones nuevas de los niños!¿Dónde metemos al bebé cuando crezca?... Bueno, en realidad tenemos una habitación libre arriba (que utilizamos para los invitados gracias a un sofá cama), donde pensábamos poner un proyector... Es la más grande de la casa y encima tiene terraza, tampoco creo que fuese un suplicio para ninguno subirse allí, no?

La pasta... uf, no tengo ganas de aguantar comentarios de nadie que me juzguen. ¿Y si le decimos a los familiares de lenguas afiladas que ha sido 'sin querer'? ¿Que "ha venido solo"? (...)

Comienzo a sentir mariposas en el alma.
Existe la posibilidad. Existe. ¿Existe? ¡¡¡EXISTE!!!

Voy a buscar a los niños al cole, se me ocurre preguntarles si a ellos les gustaría tener un herma... "¡¡¡SIIIIII!!!", gritan al unísino sin dejarme acabar.
-A2: Vas a tener un bebe en la 'panxa', mama? Yo quiero... lo vas a tener??? Porfi... 
-A1: Mama, por qué nos lo preguntas... en serio?
-A2: Tete, tu quieres?
-A1: Pues claro!
-A2: Mami, lo vas a tener??? Porfi!!!
-A1: Mamá, por qué lo dices? Eh?

-El papa me lo ha pedido

-A1: ¿EN SERIO??? GUAUUU!!! GUAUUU!!!

-Bueno, tranquilos, de momento no vamos a tener nada. Además, ¿dónde lo metemos?
-¡CONMIGO! Vuelven a gritar al unísino. ¡EN MI HABITACIÓN!
-No, no se puede, vuestras habitaciones son para uno... pero ¿alguno de vosotros estaría dispuesto a subirse arriba y cederle su habitación al bebe?
-A1 y A2: ¡YO! ¡YO!

Estoy en shock. ¿De verdad que eso de que 'si deseas algo con toda tu alma, el universo entero conspira para que lo consigas', no es cierto?
Llegamos a casa entre saltos. Abril me pregunta cómo entra un bebé en la barriga. Le hago un croquis sobre la fecundación. Me pide el vídeo de su parto, se lo pongo. Me lo pregunta todo, por primera vez. Luego quiere un vídeo suyo tomando teta, se lo pongo.  Luego observa lo bien que la cuidaba su tete. Después el vídeo de nuestra boda. No hay duda de que está emocionada...

Bueno, necesitaríamos una cuna-cambiador,y pienso en otra opción, la famosa cuna de Ikea que se puede adaptar para hacerla de colecho; la que me gusta cuesta 150€, con dos cajones abajo. Tengo la cómoda-cambiador de Arian guardada, y la ropa de cuna de Abril también. Ale, habitación hasta los 3 años por 150€.

Vale, tener un hijo nos cuesta 2.000 + 1.000 euros máx. de todas las cosas que tengamos que comprar. No es tanto, no? Él sería para toda la vida... Además, al llevarse tanto entre unos y otros, no se nos montarían las clases de música, ni las de deporte, ni la universidad... porque cuando acabe uno, comenzará el otro. Caigo en el Carnet de Familia Numerosa: todos los impuestos se reducen al 50%, y la Universidad también. Sólo con lo que nos ahorramos de IBI, compramos las cositas como ropa que pueda necesitar el bb.

Las mariposas se han multiplicado.

Decididamente, le decimos a [parte] de la familia que ha sido de penalty y así nadie nos dice ni mu. No tenemos ganas de ser juzgados ni tener que dar explicaciones.

Deseo un hijo. Lo quiero. Mi marido me lo ha pedido. Tenemos un sólido matrimonio, somos trabajadores, nos amamos, nos protegemos, nos apoyamos. Quiero volver a estar embarazada. Quiero parir. Quiero sentir el olor a vida. Quiero amamantarlo. Quiero dormirme escuchando su respiración. Quiero cambiar pañales, volver a vivir primeras palabras, primeros pasos. Quiero un hijo. Quiero que mis hijos se tengan entre ellos, que tengan una familia cuando nosotros no estemos. Quiero nietos, un montón, todos los que me quieran dar. Y disfrutarlos. He de conseguir sacarme lo que quiero estudiar, eso me permitirá tener un trabajo decente, con un sueldo digno, haciendo algo que me encante y que me permita ayudar a mis hijos con los suyos si me necesitan. Que no estén solos como nosotros.
Me da igual lo que sea, no lo querré saber. Niña o niño, qué mas da! ¡Es un hijo! Héctor tampoco. Que esté sano, será una maravillosa sorpresa el día que nazca.

De momento, no hay proyector para la habitación de arriba, queda abortada la misión. De momento, seguimos el plan de quedarme con los niños todo este curso escolar mientras yo estudio mi primer año. Comenzaremos a ahorrar esos 3000 euros. En septiembre busco trabajo, a ver qué tal. Y decidimos. Decidimos cuándo encendemos el horno de tiernos brioches. Ese hornito al que tanto cariño le tengo, el que me da dado dos maravillosos hijos y quizá me de un tercero.

Y aquí finalizo esta entrada, el 16 de enero de 2013.



21 de enero de 2013:
Está decidido, ¡¡¡nos liamos!!! Esperaremos hasta octubre, esperando 'hacer puntería' a la primera como con A1 y A2, para que nazca en julio, que no me pille el parto antes de exámenes y pueda estar con el bb en exclusiva tres meses antes de que comience el curso de nuevo. Mi nuevo fondo de pantalla:




17 de febrero de 2013:
¡Esta espera se va a hacer muuuy larga! Ya he ido recopilando todas las cositas que tenía prestadas, ya me he hecho una lista con las cosas que tendremos que comprar, a partir de marzo comenzamos a ahorrar. Me miro vestidos premamá de verano, primeras mudas de bebé... mis peques nacieron los dos en invierno, así que no tenemos ropa de verano. ¡No veo el momento de volver a tener vida en mi interior! Ya hemos decidido el nombre de niña: África. Con el de niño parece misión imposible...
Hoy rescato esta 'visualización' que me creé en enero de 2011. Todo lo económico sigue en trámites, jeje... El resto, lo importante, se va materializando. Poco a poco.



Sigue "Tu 27"